Alfonso es aparejador. Ha vivido muchos años en Valladolid, donde
residen sus padres y alguno de sus hermanos. Hasta hace un mes vivía en
Gijón con su mujer, Carmen, y sus tres niñas. Tras estar dos veces en el
paro se ha trasladado a Uruguay como delegado de una empresa española.
Tanto él como Carmen dan este salto con la deportividad de quien piensa
que todo es para bien y que Dios sabe más.